Catatumbo: la niña Bari que la guerra arrancó

En el Catatumbo, el miedo no es nuevo. Pero para el pueblo Bari, el dolor vuelve una y otra vez con los mismos rostros: los de sus hijos arrebatados. El pasado 8 de junio, en Tibú, dos hombres se llevaron a una niña Bari de 12 años. Desde entonces, nada se sabe de ella. Frente a este nuevo atropello, las autoridades tradicionales Bari emitieron un comunicado público, esperando que, al menos esta vez, alguna autoridad en Colombia escuche su llamado y actúe.

Los grupos armados que operan en la región han hecho del reclutamiento forzado su rutina. En sus comunicados, los líderes Bari denuncian lo que el Estado calla: los niños indígenas son hoy la carne de cañón de una guerra que no les pertenece. Las montañas que sus abuelos protegieron ahora son campos de cacería para quienes necesitan más fusiles y menos voces.

Mientras el gobierno firma acuerdos en Bogotá, en los resguardos Motilón Bari y Catalaura las familias rezan para que sus hijos regresen. Exigen al Estado cumplir su deber, proteger sus derechos, frenar el reclutamiento, detener el despojo. “No se puede hablar de paz mientras nos arrancan los hijos”, dicen.

La guerra en el Catatumbo sigue llevándose su herencia, su lengua, su futuro. Y cada niño que no regresa, es un pedazo de pueblo que también desaparece.

Por Prensa Justicia & Dignidad