El Complicado Camino de la Legalización del Cannabis en Colombia
Por: Sofía López, Abogada Defensora de Derechos Humanos y Periodista de la Corporación Justicia y Dignidad
El cannabis es una planta, que tiene más de 5.000 años de historia y es originaria de Mongolia y la zona sur de Siberia. Inicialmente se conocían dos subtipos: Cannabis sativa (marihuana) y Cannabis sativa L. (cáñamo), ambos utilizados en la antigüedad. Actualmente se reconocen tres subespecies: C. sativa sativa, C. sativa indica y C. ruderalis, cada una con diferentes propiedades.
La marihuana tiene diversos usos terapéuticos, como analgesia, broncodilatación e inmunosupresión. Se destaca el cannabidiol (CBD) como un fármaco potencial para tratar enfermedades como la enfermedad de Parkinson, la epilepsia y la esquizofrenia resistente a otros tratamientos, con propiedades antioxidantes y neuroprotectoras.
El cannabis en versión cáñamo ha sido empleado durante más de 5.000 años para la elaboración de prendas de vestir, cuerdas, papel, aceites y alimentos. El interés médico por el Cannabis sativa se remonta a la medicina tradicional china, y evidencias arqueológicas sugieren su uso en rituales religiosos y funerarios en regiones como Siberia y China. La planta se propagó por China, Corea, India y Oriente Medio, llegando a Europa a través de los escitas. En Grecia se utilizaban prendas de vestir elaboradas con cáñamo, y en el 300 a. de C. romanos y cartagineses disputaban rutas marítimas debido al valor comercial del cáñamo. La influencia de Oriente Medio e India contribuyó a la difusión del cultivo de cannabis por Europa, Asia y África. En algunas sociedades africanas, asiáticas y americanas, se han descubierto indicios de que las comunidades indígenas utilizaban la planta con fines recreativos.
En la década de 1920, el uso recreativo de la marihuana se popularizó en los Estados Unidos y en algunos países europeos, especialmente entre los círculos artísticos y culturales. Sin embargo, fue a partir de la década de 1960, durante el movimiento de la contracultura, cuando el consumo de marihuana se generalizó en diversos sectores de la sociedad, convirtiéndose en un elemento característico de la cultura juvenil.
La aceptación social del consumo recreativo de la marihuana ha continuado evolucionando a lo largo de las décadas, y en algunos lugares se ha traducido en cambios en las políticas legales que regulan su uso.
Más allá de las consideraciones éticas y de salud, hay una serie de beneficios que han sido identificados con la adopción de políticas de despenalización, más permisivas hacia el cannabis, por ejemplo:
- Los impuestos generados por la venta legal de cannabis contribuyen a las arcas gubernamentales, financiando programas sociales, de salud y educación.
- Se reduce la demanda en el mercado negro, desplazando las operaciones ilegales y contribuyendo a la disminución de actividades delictivas asociadas con la marihuana.
- Se alivia la presión sobre el sistema judicial, liberando recursos que de otro modo se destinarían a la persecución de delitos relacionados con la marihuana.
- En regiones donde se ha legalizado el cannabis recreativo, como Ámsterdam en los Países Bajos o estados en los Estados Unidos, se ha observado un aumento en el turismo. Los consumidores a menudo viajan a destinos donde pueden disfrutar legalmente de la marihuana.
- Al legalizarse la industria del cannabis, se ha creado numerosos empleos en sectores como la agricultura, la distribución, la venta al por menor y la investigación, contribuyendo así al crecimiento económico y a la generación de empleo.
- La legalización permite una mayor focalización en programas educativos y preventivos en lugar de en medidas punitivas.
- La legalización permite la regulación de la calidad y seguridad de los productos que no están presentes en el mercado ilegal.
- Se facilita la investigación científica sobre los efectos del cannabis y sus posibles aplicaciones médicas. Se abren oportunidades para comprender mejor la planta y sus componentes, lo que puede conducir a avances en la medicina.
En los primeros años de la historia de Estados Unidos, el cannabis fue libre y despenalizado, utilizado con fines medicinales y comerciales. Sin embargo, en 1930, se impusieron restricciones estatales al cannabis medicinal, y en 1937, la Ley de Impuestos de la Marihuana esencialmente prohibió su posesión y transferencia, excluyendo el uso médico e industrial. La Ley de Sustancias Controladas de 1970 clasificó la marihuana como sustancia de alto potencial de abuso. Durante los años 80, la administración Reagan intensificó la lucha contra el narcotráfico con sentencias mínimas obligatorias para delitos relacionados con la marihuana. En 2013, la administración Obama implementó una política de no intervención, permitiendo operaciones legales de cannabis en estados legalizados. Aunque la marihuana sigue siendo ilegal a nivel federal, varios estados, como California, han liderado la tendencia hacia la legalización del uso recreativo, desafiando las políticas federales más restrictivas.
En diciembre de 2013, Uruguay aprobó la Ley de Regulación del Cannabis, convirtiéndose en el primer país del mundo en legalizar y regular la producción, distribución y consumo de marihuana. En octubre de 2018, Canadá se destacó como el primer país del G7 en legalizar completamente el uso recreativo del cannabis a nivel nacional. Los Países Bajos son conocidos por su política de tolerancia hacia el cannabis. aunque no han legalizado plenamente la marihuana. Los coffeeshops en ciudades como Ámsterdam permiten la venta bajo ciertas restricciones, proporcionando un enfoque innovador hacia la regulación del consumo de marihuana. En 2001, Portugal despenalizó la posesión y el consumo de todas las drogas, incluida la marihuana, para uso personal. En España, aunque el consumo personal en privado no está penalizado, ha surgido una cultura de clubes sociales de cannabis donde los miembros pueden cultivar y consumir en un entorno comunitario. En 2021, México dio un paso decisivo al aprobar una ley para legalizar el uso recreativo y medicinal de la marihuana, aunque la implementación está en curso.
En el caso colombiano se dijo una vez más no a la regularización del mercado de cannabis de uso adulto. El Congreso de la República hundió en la tarde de este martes la reforma constitucional que buscaba legalizar la compra, venta y distribución de la marihuana. El proyecto liderado por la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro, y por el representante a la Cámara liberal Juan Carlos Losada ni siquiera se alcanzó a discutir en la plenaria del Senado. Una proposición de archivo obtuvo 46 votos a favor y 40 en contra y acabó, por ahora, con la ilusión de transformar el fracasado modelo de lucha contra las dogas que ha aplicado Colombia desde hace décadas. Con esta ya son cinco las veces que el representante Losada presenta este proyecto de ley y cinco las veces que el Congreso lo ha archivado sin que el tema sea discutido.
En un contexto en el que la comunidad internacional reevalúa actitudes más progresistas hacia el cannabis, Colombia se encontraba en una posición clave para liderar un cambio significativo. Sin embargo, la resistencia a esta iniciativa evidencia la arraigada influencia de paradigmas ultraderechistas que se oponen a los posibles beneficios de una política de drogas innovadora y centrada en la salud pública.