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Luisa Fernanda fue encontrada en una maleta: ¿de qué sirvió la emergencia por violencia de género?

El 28 de marzo de 2025, Luisa Fernanda Saldarriaga Leal desapareció en Tuluá, Valle del Cauca. Desde entonces, la familia vivió días de desesperación, sin respuestas, sin esperanza. El 1 de abril, su cuerpo fue hallado en la vereda Puerto Bertín, una zona rural del municipio de Buga, dentro de una maleta. La joven, que había sido vista por última vez con un grupo de amigos, dejó de responder mensajes el 31 de marzo, y desde entonces, su paradero fue un enigma. Las autoridades no pudieron confirmar su identidad hasta el 16 de abril, 15 días después de su macabro hallazgo, cuando Medicina Legal finalmente identificó sus restos. La noticia cayó como un balde de agua fría en una región ya golpeada por el flagelo de la violencia.

El caso de Luisa Fernanda es solo uno de los 126 feminicidios que se han registrado en Colombia hasta finales de marzo de 2025. El horror de su asesinato, que ocurrió en medio de la aparente tranquilidad de la zona rural, refleja la crudeza de una violencia que sigue creciendo a pesar de las políticas que se prometen desde el gobierno. Durante el 2022, el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2022–2026, en el que se sancionó la declaratoria de emergencia por violencia de género, generó expectativas sobre un cambio en las condiciones de las mujeres en el país. Se esperaba que este acto institucional, al menos, proporcionara una respuesta ante el creciente número de muertes violentas. Pero la realidad es otra. La crisis persiste y las víctimas siguen cayendo.

Y es que, para muchos, la respuesta del gobierno frente a la violencia de género sigue siendo vacía. El mismo presidente Petro, en una defensa inaudita de Armando Benedetti —acusado de violencia de género hacia su esposa— soltó una de las frases más desconcertantes que se haya oído en mucho tiempo: “Los feminismos matan hombres”. Este es el tipo de declaración que nos lleva a preguntarnos si realmente comprendemos el alcance de lo que está sucediendo, si quienes están al mando realmente entienden el dolor y el sufrimiento de las víctimas.

Señor presidente, no son los feminismos los que matan hombres. Lo que mata es el patriarcado, esa estructura perversa que ha permitido que las mujeres sigan siendo deshumanizadas, reducidas a cifras en las estadísticas, despojadas de su derecho a vivir sin miedo. En Colombia, las mujeres ya no solo luchan contra los feminicidas, sino contra la indiferencia de un sistema que las ha dejado atrás.

Las cifras son alarmantes: 126 feminicidios en lo que va de 2025. Y aún así, el gobierno parece más preocupado por defender a los poderosos que por dar respuestas efectivas ante este desastre. La declaratoria de emergencia por violencia de género fue solo un papel vacío que no ha servido de nada. Mientras tanto, las mujeres siguen siendo asesinadas, violadas, torturadas, y la justicia sigue siendo esquiva, distante, indiferente.

Lo que necesitamos, lo que pedimos a gritos, es una respuesta real, urgente, no solo en palabras, sino en actos concretos que cambien el panorama y frenen la barbarie que vivimos día a día. No podemos seguir siendo testigos de la indiferencia de un gobierno que ha hecho de las promesas un acto vacío.

Haga algo, por favor, señor presidente.

No nos condene a la barbarie.

La violencia no tiene cara de feminismo. La violencia tiene cara de patriarcado.

Por: Sofía López, abogada y periodista de la Corporación Justicia y Dignidad.