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Tarazona presidenta: la campaña que comenzó en la clínica

Miguel Uribe Turbay grabó un video premonitorio días antes de que el presidente Gustavo Petro firmara el decreto de la consulta popular. En el video, ya con tono de candidato, se pronuncia sobre el futuro del país. Lo sorprendente no fue su contenido, sino el momento en que fue publicado: exactamente cuando Petro firmó el decreto.

¿Coincidencia? ¿Estrategia? ¿Un libreto cuidadosamente ejecutado?

Mientras se decía que el senador luchaba por su vida en la Clínica Santa Fe, su equipo subía el video a redes como quien pone en marcha la segunda etapa de una campaña. En lugar de silencio, hubo discurso. En vez de discreción, hubo narrativa. El mensaje político se impuso sobre la gravedad médica. Sin pruebas de montaje, el relato funciona. Y lo hace muy bien.

Desde entonces, la Clínica Santa Fe dejó de ser un lugar de atención médica para convertirse en la nueva sede de campaña. Micrófonos, partes médicos convertidos en proclamas, fotos, rosarios, y cadenas de oración: una atmósfera cuidadosamente administrada por Claudia Tarazona, esposa del senador y figura clave en sus campañas anteriores, quien asumió la vocería política desde el primer minuto.

Tarazona no improvisa. Ha coordinado las comunicaciones en las dos campañas que Miguel Uribe ha ganado. Conoce los tiempos, los mensajes, los medios. Y toma decisiones. En cuestión de días, ha pasado de ser la esposa en duelo a ser la figura visible de una maquinaria que no piensa detenerse. Tanto así que ya en los círculos uribistas algunos se atreven a decir en voz baja:

“Tarazona presidenta”.

La estrategia tiene nombre propio: Lester Toledo. Venezolano, exiliado, artífice de la victoria de Nayib Bukele en El Salvador y asesor de María Corina Machado. Toledo aterrizó en la campaña de Uribe Turbay desde 2024. En 2025 ha estado en Bogotá entre cámaras, ambulancias y redes, afinando cada palabra publicada en la cuenta oficial del senador (385 mil seguidores) y acompañando a Claudia Tarazona en sus intervenciones desde la Fundación Santa Fe.

Toledo no solo asesora. Orquesta. Dirige. Moldea. Sabe cómo transformar la crisis en narrativa y la narrativa en poder. Lo ha hecho antes. Está decidido a hacerlo de nuevo.

Pero hay un símbolo que inquieta: las botas y las insignias de los reservistas del ejército que Tarazona ha recibido en plena clínica, como una especie de ritual de iniciación. No se trata de un simple gesto. Son los mismos sectores que caminan al lado de Eduardo Zapateiro y han coqueteado públicamente con el golpismo. No lo dicen abiertamente, pero les hace agua la boca la idea de un poder militarizado y sin Petro.

Todo esto sucede ante los ojos de medios que cubren la escena con tono casi religioso, sin preguntas incómodas ni contexto crítico. La escenografía está montada. El libreto avanza. El uribismo no necesita experiencia, solo necesita cuerpo, cámara y consigna.

Si Miguel Uribe se recupera, lo sabremos pronto: será el candidato oficial, con una historia heroica y un mensaje de “segunda oportunidad”.

Si no se recupera, no se extrañen: Claudia Tarazona ya está lista para tomar la posta.

Una cosa es clara:

la obra está en marcha, y el título provisional es “Mano firme, corazón grande 2.0”.

Por Prensa Justicia & Dignidad