En la noche del miércoles 15 de enero, tres miembros de una familia, incluido un bebé de seis meses, fueron asesinados en un ataque armado en la vía que conecta Cúcuta con Tibú, en la región del Catatumbo, Norte de Santander. Las víctimas fueron identificadas como Zulay Durán y Pacheco Miguel Ángel López, propietario de la funeraria San Miguel de Tibú.
El múltiple homicidio ocurrió en la vereda La Valera, en el corregimiento La Silla, una zona marcada por la presencia de grupos armados. Según primeras versiones, hombres armados interceptaron el vehículo en el que se desplazaba la familia y abrieron fuego.
Se presume que el ataque fue perpetrado por miembros del Clan del Golfo, también conocido como el Ejército Gaitanista de Colombia (AGC). Sin embargo, las autoridades no han podido ingresar al lugar debido a los riesgos en la zona. Miembros del gremio funerario acudieron para salvaguardar los cuerpos.
El presidente Gustavo Petro calificó el hecho como “lamentable” en su cuenta oficial de la red social X. En su mensaje, confirmó que entre las víctimas estaba un bebé y anunció que la Policía avanza en la recolección de información para esclarecer los hechos.
Este trágico caso, la segunda masacre del año, refleja la grave crisis de seguridad en el Catatumbo, una región fronteriza azotada por disputas entre grupos armados ilegales que continúan sembrando violencia y miedo.
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