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Bitácora del Horror: Comisión de Esclarecimiento ¡Ya! – Día 29A

Los primeros caídos del Paro Nacional – 28 de abril de 2021

La mañana del 28 de abril de 2021 comenzó con gritos, arengas y esperanza. Era el primer día del Paro Nacional convocado por sindicatos, pueblos indígenas, jóvenes, mujeres, campesinos, y un país entero hastiado del abandono, de la reforma tributaria y de la indolencia. El pueblo salió a las calles con cacerolas, pancartas, tambores y megáfonos. El Estado respondió con fusiles, gases, detenciones y muerte.
Siete personas fueron asesinadas ese primer día. Todos jóvenes. Todos civiles. Todos silenciados a balazos por las fuerzas del orden o por civiles armados bajo su protección. Sus nombres deben ser pronunciados como un rezo laico. Son el comienzo de esta bitácora del horror:

Marcelo Agredo Ichima, 17 años, asesinado por un policía uniformado en Cali tras patearlo y salir corriendo.
Jeisson García, 13 años, asesinado por el ESMAD en Cali.
Cristian Alexis Moncayo Machado, sin información de edad, asesinado en Cali por el ESMAD.
Pol Stiven Sevillano Perea, 18 años, asesinado por civiles armados en Cali.
Charlie Parra Banguera, 22 años, asesinado por el ESMAD en Cali.
Michel David Reyes Pérez, asesinado en Bogotá por civiles armados.
Brian Gabriel Rojas López, asesinado en La Virginia, Risaralda, por el ESMAD.

Sus vidas, truncadas al inicio del estallido social, encendieron la mecha de la indignación. Esta es la bitácora de lo que ocurrió después.

29 de abril de 2021 — Puerto Resistencia, Cali: La bala que apagó el sueño de Miguel Ángel

En el corazón de Puerto Resistencia, cayó Miguel Ángel Pinto Mona. Tenía 23 años, había nacido y crecido en el barrio Comuneros 1, en el oriente de Cali. Ese jueves no salió a marchar. Se quedó en su barrio, vio a sus amigos, almorzó donde su madre. Solo en la tarde decidió acercarse al punto de resistencia más cercano. Y no volvió.
Miguel trabajaba vendiendo zapatillas en el centro, pero ese día, como muchos otros jóvenes, estaba sin empleo por el paro. Fue impactado por una bala disparada durante la violenta retoma de la zona por parte de la Policía y el ESMAD. Cayó herido en el abdomen. Lo subieron como pudieron a una moto y lo trasladaron a la clínica Valle del Lili. Su padre, Luis Eduardo, lo vio por última vez cuando lo bajaban en una camilla. Minutos después le informaron que había muerto.

Miguel no era vándalo. Era un joven trabajador que soñaba con estudiar una carrera profesional. Su nombre quedó escrito con sangre en el asfalto de una ciudad que ardía. Y con fuego en la memoria de quienes no olvidan que la represión también mató sueños.

29 de abril de 2021 — Agua Blanca Cali: la detención de Isabela y Ariel

Ese mismo día, la juventud siguió siendo blanco. Isabela López y Ariel Lombana fueron detenidos de forma arbitraria mientras ejercían su derecho a la protesta. Los condujeron a la estación de Policía de Agua Blanca. Allí, Isabela fue víctima de malos tratos a manos de los uniformados. Su cuerpo lo recuerda, su dignidad no lo olvida. Ninguno de los dos debió estar ahí. Pero ese 29 de abril, la ley fue usada como garrote.

29 de abril de 2021 —Calle Quinta Cali: una granada contra el rostro

En la calle Quinta, una granada de gas lacrimógeno disparada a quemarropa por la fuerza pública impactó en el ojo de un joven. Un disparo directo al rostro. Otro intento por cegar la protesta, por acallar lo que incomoda. El muchacho sobrevivió, pero perdió parte de su visión. La ciudad, en cambio, ganó otra verdad irrefutable.
29 de abril de 2021 – Clínicas de urgencia Cali: doce cuerpos heridos por la represión
Ese día, 12 personas fueron trasladadas a centros asistenciales con lesiones graves. Algunas heridas físicas, otras más profundas, invisibles, que habitan ahora los cuerpos como cicatrices del miedo y del coraje. Cada ingreso a urgencias era la consecuencia directa de una orden de represión. Cada herida, una prueba que sigue esperando justicia.

29 de abril de 2021 – Desaparición de Michael David Lora Cali: el niño que no volvió

Y en medio del caos, un niño desapareció. Michael David Flora, de 16 años, de nacionalidad venezolana, fue arrestado junto a su madre. Lo separaron de ella. Dijeron que lo enviarían a un “hogar de paz”. Pero cuando su madre llegó a buscarlo, no estaba. Nadie dio razón. Nadie respondió. Otro nombre, otra sombra más, en la lista de desapariciones que aún no termina de escribirse.

29 de abril de 2021 – Asesinato de Dadimir Daza Correa -Yumbo, Valle del Cauca

El 29 de abril de 2021, durante el Paro Nacional, Dadimir Daza Correa fue asesinado en Yumbo, Valle del Cauca, por un disparo en el abdomen en medio de los enfrentamientos entre el ESMAD y los manifestantes. En el barrio La Estancia, donde la gente alzó su voz contra el abuso del poder, la represión del Estado cegó una vida más.
Dadimir no era un líder de grandes discursos, sino un hombre de trabajo, de aquellos que construyen la vida con esfuerzo y solidaridad. Su muerte es el reflejo de la violencia sistemática contra quienes luchan por la dignidad. Hoy, su nombre se suma a la memoria de las víctimas de crímenes de Estado, exigiendo justicia, reparación y garantías de no repetición.

29 de abril de 2021 — Yumbo: Los derechos humanos no valen nada

En la tarde, cerca de la fábrica Texaco de Yumbo, una lluvia de disparos del ESMAD y la Policía sacudió el sector. Rodrigo Becerra y su hijo, en misión humanitaria, fueron increpados por reclamar por un detenido. La respuesta: amenazas e insultos. “Los símbolos de los derechos humanos nos valen ni una madre”, gritó un agente.

29 de abril de 2021 — Medellín: Atacar a quienes cuidan

En Medellín, cinco defensores de derechos humanos fueron rodeados por policías y civiles armados con palos y varillas. Sufrieron golpes, robos, descargas eléctricas y amenazas. Una defensora fue herida en el rostro por un gas disparado directo. Caminó sangrando en busca de ayuda. La policía la llevó a un CAI, pero allí no hicieron nada. Fue una ambulancia la que la llevó al hospital San Ignacio, donde le dijeron que perdería la vista. Policía y Distrito prometieron investigar.

Epílogo: Por qué gritamos Comisión de Esclarecimiento ¡Ya!

Lo que ocurrió el 29 de abril no fue un hecho aislado, ni una reacción excesiva. Fue una operación sistemática. Coordinada. Tolerada desde los más altos niveles del poder. Lo que vimos fue la expresión de una doctrina: aplastar la protesta, intimidar la resistencia, imponer el silencio.

Por eso gritamos Comisión de Esclarecimiento ¡Ya!
Porque el país necesita saber quién dio la orden.
Quién disparó.
Quién desapareció.
Y quién se benefició del miedo.